Si eres un amante de la montaña y disfrutas de los ascensos, debe ser una prioridad llevar contigo siempre mapas y brújula. Aunque el avance de la tecnología ha brindado herramientas como el GPS o las aplicaciones para móviles, no debemos olvidarnos de estos dos objetos tan importantes que han sido utilizados desde hace muchos años en el mundo del montañismo.
El mapa es la herramienta principal para poder ubicarnos en un terreno desconocido. Gracias al mapa podemos planificar nuestra ruta antes de salir al campo y, en caso de desorientación, podemos buscar referencias para poder situarnos.
Cuando tengamos nuestro mapa en mano, lo primero que debemos hacer es identificar la orientación del mismo, para lo cual debemos buscar la rosa de los vientos. Una vez orientado el mapa, podemos buscar algunos puntos de referencia en el terreno para ubicarnos en el mismo.
Entre las ventajas de llevar un mapa, podemos destacar la posibilidad de adaptarnos a situaciones imprevistas, como cambios climáticos, imposibilidad de seguir un camino establecido, entre otros.
La brújula es un objeto que indica la dirección norte, lo que nos permite orientarnos en el espacio y seguir una ruta determinada. En conjunto con el mapa, podemos ubicarnos con mucha más facilidad.
La brújula nos dará indicaciones exactas sobre la dirección en la que estamos y podemos, por ejemplo, determinar qué dirección debemos seguir para llegar a un punto específico.
Entre las ventajas de llevar una brújula, podemos destacar la posibilidad de orientarnos correctamente en momentos de niebla, lluvia o oscuridad, donde la visibilidad puede ser reducida y se puede complicar la ubicación sin una herramienta de este tipo.
Aunque tengamos mapas y brújulas, hay situaciones en las que podemos desorientarnos. Esto puede suceder por diversos motivos, como nieve, lluvia, falta de visibilidad, entre otros.
En caso de desorientación, debemos mantener la calma y no intentar avanzar sin tener una idea clara de nuestra ubicación. Lo primero que debemos hacer es intentar darnos cuenta de cuál pudo ser nuestro error y volver a nuestro último punto de referencia conocido.
Si no logramos ubicarnos, debemos permanecer en un lugar seguro y esperar ayuda o tomar la decisión de regresar al punto inicial o buscar ayuda, evitando siempre avanzar sin tener una idea clara de nuestra ubicación.
Al realizar una actividad en la montaña, la seguridad es lo primordial. Llevar mapas y brújulas nos permite estar más seguros y confiados en nuestra ruta. Además, nos permite conocer mejor nuestro entorno y tener una idea más clara de las referencias geográficas del lugar que exploramos. Es importante que aprendamos a utilizar estas herramientas y sepamos cómo movernos con ellas para poder tener una mejor experiencia y evitar situaciones innecesarias de peligro.